Xulián Freire – Nuevos tiempos para los viejos Blues

Entrevista realizada por Josep Pedro a Xulián Freire y publicada con anterioridad en Blues Vibe.
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Cantante y guitarrista a partes iguales, Xulián Freire se ha ganado el reconocimiento como una de las jóvenes grandes figuras del blues en España. Como cantante, no hay duda de que estamos ante uno de los mejores. De poderosa y convincente voz, Xulián ha recogido con respeto y confianza el legado de los viejos bluesmen, de quienes ha heredado cierta actitud y estilo que, como señala Eugenio Moirón en el Blues Ke Te Cuén (Armonet/Marsha 2010), “encajaría perfectamente en un escenario callejero de Memphis o Maxwell Street.” Como guitarrista, destaca su firme pero flexible pulsación y, sobre todo, su capacidad para hacer caminar las canciones sin necesidad de demasiada ayuda. Una aparente sencillez rítmica que sorprende por su constancia y flexibilidad y que, además, esconde un gran talento como guitarra solista.

Por el momento, Xulián está sabiendo seguir su propio camino y rodearse de talento para crecer. Por una parte, destaca su acertado y consolidado dúo acústico con genial armonicista Ñaco Goñi. Por otra, impulsa su proyecto de Los Julianes junto al baterista Juli “el lento”, donde, en eléctrico, logra ser tradicional y moderno al mismo tiempo. En ambos despliega con gran presencia un blues pesado y contundente que va directo a los huesos. Un blues crudo en el que resuenan ecos de Howlin’ Wolf, R.L. Burnside, Junior Kimbrough y Blind Blake, que contacta también con el boogie y el ryhthm & blues, con Nueva Orleans y Chicago y, en algunos aspectos, con los afamados Black Keys. Un blues que prefiere el fingerpickin’ frente a los solos pirotécnicos y que apuesta por recuperar con fidelidad las voces que para él mejor definen el género.

En cierto sentido, Xulián Freire representa, junto a otros músicos, una tendencia o posible giro hacia un nuevo ciclo en el que se valoran más las formas de tocar que percibimos como más alejadas en el tiempo. Un re-emergencia de la sencillez del menos es más desde la cual es capaz de tocar con éxito prácticamente todas las ramas del blues excepto lo que le resultaría artificioso. Por eso esperamos todavía muchas cosas de Xulián; que explote sus posibilidades, que dé otro paso adelante, que busque su camino de composición y que siga regalándonos muchos días de viejos blues. Mientras tanto, él sigue a su marcha, sabiendo que, a menudo, el blues es un relación de por vida, que un día llegara su momento. Y que si no lo hiciese, tendría más motivos para entonar el blues.

Los inicios

¿Cuándo empezaste a tocar?
Mi padre tenía una guitarra en casa y me enseñó algunas cosas. Tocaba canciones de los Beatles, cosas de su generación, y yo creo que nunca paré. Debió ser a los 11 años o antes.

¿Cómo pasaste de los Beatles al blues?
Bueno, los Beatles son también bastante ladrones del blues. Los discos que había en mi casa eran de los Rolling, Bob Dylan y esas cosas… Luego cuando vas escuchando a B.B. King y a Muddy Waters te das cuenta de que los otros estaban haciendo una muy mala imitación, y ya te decides a investigar el asunto en concreto, no andarse por las ramas.

¿De qué manera aprendiste a tocar y cantar?
Autodidacta total.
Estuve un año en una escuela de jazz dando clase con un tipo y aprendía algún acorde pero, bueno, la verdad es que por mi cuenta. No hay nada más exigente que cantar y tocar la guitarra a la vez. Tienes que aprender a tocar la guitarra mucho mejor que solo tocando la guitarra y a cantar mucho mejor que solo cantar. Para mí, sólo con intentar tocar y cantar las cosas que me apetecía ya fue un entrenamiento bastante bueno. No tuve que estudiar.

¿De qué formas accedías a esa música?
Primero los vinilos que tienes en casa, pero esos te los escuchas en dos años aunque luego nunca dejas de escucharlos. Pero nada, lo que hay que hacer, ir a la tienda de discos, escuchar programas de radio, grabar programas de radio como “El Tren” de Radio 3 –el del Maki [Jorge Muñoz]. A mi me descubrió a Frank Zappa. Cuando murió puso sus discos como durante dos semanas. También se llevaba mucho lo de pedir discos por correo y pillé algún disco de Discoplay y tal pero yo eso no lo hice mucho. Mientras se pudo ir a la tienda de discos el sábado por la mañana, encontrarte con los colegas, poner los discos, hablar con el dependiente y decir este disco es una mierda o este no, yo lo agradecí mucho. Ahora ya no hay tiendas de discos prácticamente.

Háblame del grupo Red Blues Band, en el que tocabas la batería junto a Adrián Costa y Marcos Coll (Los Reyes del K.O)…
Tenían un batería que no les convencía y me puse a tocar. Éramos unos críos de instituto todos. Tenían una banda, yo tenía otra y me metí porque tenían un local de ensayo. Dije pues venga voy a empezar a tocar la batería. Y no me echaron, fue cojonudo. Estaríamos tocando un año o dos en locales de Santiago y alguna cosilla por ahí y sacamos un single en la una sala de conciertos en Santiago que acaba de cerrar por la oleada azul. Sí, el alcalde de Santiago es del PP después de muchos años del PSOE.

¿Qué otras grabaciones tienes de ese periodo?
Aparte del single de la Red Blues Band, un directo de la banda con la que tocaba hace siete años, los Afrocuncas. Era con Elias Cassamo, un batería de Mozambique que que se murió hace un par de años. El disco lo editamos modestamente. Solíamos tocar en el Cuncas Blues Café, donde aprendimos un poco a tocar el blues. Yo ponía lo de “cuncas” y lo de afro era mi amigo Elías, que era de África. Entonces intentábamos hacer un poco ese rollo con afro-ritmos. Estaba de puta madre, la verdad.

¿Qué importancia le das a grabar?
Muchísima. Lo decía Stevie Wonder, la música es sentimiento y el sentimiento es muy importante pero si no hay nadie que esté grabando ese sentimiento… estas jodido. ¿Te vas a ganar la vida? No, cuando estás tocando te están escuchando 20, 50, o 100 personas… lo que sea. Pero un disco está ahí años, años y años, y te pueden escuchar millones de personas. Es otro rollo. Es muy importante grabar la música para que se conozca, sobre todo para los que hacemos músicas no-fáciles de escribir. Para que quede registrado de alguna manera.

Voz y guitarra

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¿Te gusta algún tipo de blues en particular? ¿O tienes algún músico preferido?
Todos,
los clásicos. Hombre, tengo 35 años y para el blues eso es un pipiolo. De momento sigo aprendiendo todo lo que puedo. Siempre si conoces los más antiguos los otros ya te suenan más familiares. Entonces, durante muchos años escuché a los viejos maestros: Son House –aunque a Son House se le puede sacar muy poco como guitarrista- Big Bill Broonzy, Robert Johnson… Nunca se acaba porque sigue sorprendiendo. Pones por enésima vez el disco de Skip James y escuchas algo que no te habías dado cuenta. Ahí está la clave.
Hay dos ideas como en todo: está el conocimiento y el trabajo. Aprender hay que aprender de todo y el trabajo… pues ya saldrá. Si me sale más trabajo tocando un tipo de blues u otro tipo de blues eso lo dirá el futuro.

¿Siempre va a ser blues?
Sí, blues, soul, rhythm & blues… Yo me dedico a eso, entonces procuro no salirme mucho de ahí. El rock ‘n’ roll no me interesa. El heavy metal me gusta escucharlo pero no lo toco, aunque empecé tocando eso de pequeño. Me gustaban mucho Judas Priest. Así que sólo me queda el blues pero bueno, el blues es todo. El jazz es blues, el funk –aunque no es un tipo de música sino un tipo de ritmo-, el soul, el rhythm & blues… Eso es lo mío.

Una de tus influencias claras es Howlin’ Wolf…
Howlin’ Wolf me gusta especialmente. Es una de las grandes cosas que pasaron en el siglo XX y de las que la humanidad todavía no se ha dado cuenta de lo que había ahí. Eso es una animalada… De hecho, hay mucha controversia con Howlin’ Wolf. Músicos de Chicago hoy en día no quieren tocar temas de Howlin’ Wolf. ¿Por qué? “Es howlin’ Wolf y nadie canta como Howlin Wolf’…” Dices: “joder, nadie canta como Muddy Waters tampoco.” Hay como un poco de oscurantismo con la figura de Howlin’ Wolf. Llevo muchos años intentando hacer el “uoohoo” y ahora que me sale, pues aprovecho, para ver si me sale mejor.

En tu forma de tocar la guitarra utilizas la técnica de fingerpickin’…
Eso es lo que aprendes cuando estudias a los antiguos. Cuando la gente tenía que tocar para un baile con una guitarra. Entonces, ¿cómo haces eso? Bueno, hay maneras. Fingerpickin’ no significa nada más que eso, utilizar los dedos al tocar. Todas las músicas tradicionales se tocan así aunque no es como el flamenco, que es más pulsado -con las uñas hacen pinzado. La guitarra es otro tipo de instrumento que la guitarra de Jeff Beck.

¿De qué manera choca el fingerpickin’ con la figura del guitar hero?
Los primeros guitar heroes fueron ingleses: Jimmy Page, Jeff Beck… A los ingleses les gustaba mucho la guitarra, no se porqué. El piano es muy difícil de tocar o algo. Y eso fue lo que se extendió más en todo el mundo. De hecho, Muddy Waters y mucha gente no hubieran sido tan conocidos si no fuera por los Rolling Stones. Se habrían quedado más olvidados, no habrían girado tanto por el mundo, no habrían hecho tantos discos… Todo está ligado. Pero el rollo de guitar hero, eso es inglés hasta la médula. Yo soy incapaz, no tengo tantos recursos, no me interesa… [risas]

“Blues, ¿quién eres tú?”

¿Qué relación ves entre el blues y otros géneros como el rock, el pop, el soul, el funk, el jazz…?
Muy mala, el blues está muy denostado entre la raza musical. Está en una tierra de nadie a veces y eso es malo. Muy roquero para los jazzeros y muy jazzero para los roqueros. Y el rock ‘n’ roll no tiene nada que ver con el blues, así que está la cosa muy malita en ese sentido. Hay muy malas relaciones. Pero yo creo que siempre fue así.

Habitualmente tocas “You can’t judge a book by looking at it’s cover”, ¿tampoco él tiene nada que ver con el rock ‘n’ roll?
Él sí, él inventó el rock ‘n’ roll. Pero nosotros lo tocamos desde nuestra condición de banda de blues. Puede que sea lo más rock ‘n’ roll que hacemos. Pero bueno, es el principio del rock ‘n’ roll. Tiene rock ‘n’ roll y tiene mucho rhythm & blues de Nueva Orleans.

¿Crees que hay un perfil determinado de gente a la que le gusta el blues?

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(foto Iria Lis)

Yo creo que no. Creo que a todo el mundo le gusta el blues… No todo el mundo conoce el blues, ni conoce el mismo blues, ni lo mismo del blues. Sabe más o menos, le gusta más funky o más boogie, pero a todo el mundo le gusta el blues. He tocado para todo tipo de gente, niños de 2 años y señores y señoras de 80 y pico, y por el medio todo. No visto nadie que dijera: “¿Qué coño hace? ¡Que se vaya!”
Lo que pasa es está muy mal publicitado, muy mal conocido y muy estropeado por otra gente que dice que hace blues y en realidad se dedica a otras cosas. Y son los que salen más en los medios. La gente se piensa que el blues es los Blues Brothers, Stevie Ray Vaughan, Eric Clapton y a lo mejor Javier Vargas. Pues eso es todo un elenco de divinidades, ya no necesitas nada más. Hay gente que piensa que el blues es solo eso, pero el blues es prácticamente todo.
A todo el mundo le gusta el blues porque es un tipo de música que hace sentir a la gente cosas que le son afines a todo el mundo. Habla de las cosas básicas; si estás jodido, te pasa algo, o estás de fiesta… Cosas que le pasan a todo el mundo en toda parte del mundo, incluso en otros planetas seguro que también les pasa. Hay mucho espacio para moverse. Dentro del blues puedes tocar cosas que no tienen nada que ver una con otra. Puedes marear la perdiz todo lo que quieras, no salirte del blues y hacer el show que te haga falta en cada momento. Hay más músicas que se pueden tocar por ahí como el reggae. El reggae le gusta a todo el mundo.

¿Crees que el blues debe pensarse como música negra?
Ahora en EE.UU. “black” ya no es políticamente incorrecto. Si se le llama “Black music” y todo el mundo entiende por “Black music” eso y es algo que sirve para entenderse a mi me vale. Pero ya se le llama a cualquier cosa. A cualquier cosa que hace un negro se le llama “Black music” y yo cuando hablo de rhythm & blues no hablo de Whitney Houston, ni de Beyoncé ni de nada de eso.
Tampoco es una cosa anclada en el tiempo. El soul y el rhythm & blues sigue existiendo tal y como se hacía. Aparte del neo R&B o del neo soul, sigue existiendo la forma antigua de tocar, un estilo de música, si se puede hablar de estilos de música.
Creo que la música de las personas transciende el color de la piel, el origen geográfico y todo. Es como hablar del idioma en que se habla la música. Eso es una estupidez. La música está por encima del idioma. El idioma es secundario. ¿A quién le importa en qué idioma estén cantando si cantan bien?

¿Qué te parecen las discusiones sobre cantar inglés o en castellano?
Pues ya te imaginarás, llevo como veinte años cantando en inglés y he tenido que aguantar de todo. Y yo lo hago porque estoy cantando una música que es así. Por supuesto que hay DO RE MI FA SOL pero las notas son “down”, “baby”… Realmente, las notas y la duración de cada frase las recuerdas así. Es como una melodía de trompeta, tienes que hacerla bien. Entonces, si cambias el idioma tienes muchos problemas.
Normalmente a mí los blues que me gustan en castellano son aquellos que han cambiado la estructura del blues porque si lo cambias lo cambias, con dos cojones. No he tenido tantos cojones. Pero me parece que vamos, que estoy haciendo música y que no tengo que dar ninguna cuenta de en qué idioma estoy hablando ni nada, ni si me invento las palabras…

Escuelas del blues en España

¿Qué sabes de los primeros grupos que tocaron blues en España?
Conozco muy poco. Tengo recopilaciones de Cambayá y cosas así. Básicamente he seguido a Ñaco [Goñi] y a Malcolm [Scarpa] desde que los conocí. Son los que me interesan.

¿Por qué ellos?
Pues porque son muy buenos, joder. Claro, porque hicieron lo que no hace nadie. ¿Tu viste algún dúo de blues como Ñaco [Goñi] y Malcolm [Scarpa]? Ahí es donde te das cuenta de que eso no lo toca nadie. No lo tocaba nadie cuando lo tocaban ellos y no lo toca nadie todavía. Ahora todos quieren tocar rollo costa oeste y quieren sonar como el mazas este, Kid Ramos. Hay modas y en el blues las hay también. Así que si quieres hacer algo interesante tienes que huir de la moda porque está ideada en una habitación para que tú no hagas lo que quieres hacer. No es una cosa casual.

¿Cómo crees que encajaba el blues en la escena musical de los años de la movida?
En los ochenta empezó a haber música en directo en los sitios, no sólo blues. Y de ahí surgió todo lo que hay ahora, porque antes no había nada. No creo que la movida, como se le llama, tenga ningún hilo conductor. Fue una época en que mucha gente se puso a hacer cosas que antes no habían hecho y coincidieron. No creo que tenga mucho que ver. Hay cosas que fueron por un lado, otras por otro. Hubo mucho punk, buenos grupos como Parálisis [Permanente]; la Tonky Blues Band no sé si tiene que ver con Parálisis Permanente pero seguramente sí.

¿Crees que es posible hablar de un blues español?
Claro que se puede. Hay un blues madrileño. Seguramente, no hay un blues de Cáceres. También habrá un blues barcelonés. Yo no lo conozco. Hay gente de blues como el pianista Lluis Coloma y hay gente buena allí. Pero me parece que no hay tanto blues como en Madrid. Me parece que en Madrid hay más bandas y más gente dándole vueltas que en cualquier otra parte de España. En el sur también había bandas como La Caledonia, o Lolo Ortega, un guitarrista sevillano.
Aquí yo creo que hay escuela, un poco por lo menos. Si hay un tipo como el Tonky [de la Peña] y como el Ñaco [Goñi] hay escuela. Hay cosas que son lo mismo que tocaba el otro pero se va mejorando o poniendo un estilo propio. Generación siempre es un término espinoso porque cada uno le llama generación a una cosa. De gente que aprendió de gente… Osi [Martínez] aprendió de Ñaco [Goñi] muchísimo. Yo aprendí de Ñaco, y de Osi también. Creo que hay un poco de escuela. Hay blues madrileño, hay unas características determinadas. No lo sé para darte una lista pero tiene ciertas cosas…

¿Cuáles serían los rasgos del blues madrileño?
Se toca mucho shuffle, y hay algunas estructuras así clásicas, como de muchas canciones de Fede [Aguado] que tienen una estructura muy parecida y un poco diferente. La verdad es que todavía lo estoy conociendo. Lo que está grabado siempre es la punta del iceberg, una mínima parte de lo que realmente hay y de lo que podrías escuchar si estuvieses en todos los conciertos a la vez. Pero sí, tiene cierto aire macarrilla. No sé, no lo sabría definir…

¿Qué lugar ocupa Malcolm Scarpa?
Malcolm [Scarpa] incluso es un bicho raro dentro del blues madrileño [risas]. Es muy raro. Malcolm toca muchos tipos de música, tiene como 4 ó 5 discos con un trío que hacen pop, y un pop cojonudo, muy influido por los Kinks que le gusta mucho. Nada que ver con un disco de blues, se toca de otra manera. Son canciones con principio, desarrollo y fin. Malcolm es un musicazo, es un coco para la música, impresionante. Pero es un poco bicho raro porque lo que hizo Malcolm no sentó tanta escuela como lo que hizo Tonky [de la Peña], por ejemplo. Hay muchos chavalines que tocan como él, o como Ñaco [Goñi].

¿Qué relación mantienes con él?
Ahora le veo poco. Hace un año o así intenté moverle un poquillo tocando a trío, dos guitarras y batería. Estuvo muy guay porque mezclábamos su repertorio pop con blues o gospel, más bien. Cantábamos los dos y a veces tenía que acabar yo el bolo porque él estaba muy cansado… y de todo. De puta madre, pero está hasta los huevos de ir a tocar a los sitios, de que le traten mal, y de que se cobre una mierda… Lleva muchísimos años, está enfermo, cansado… Yo lo entiendo, vamos. Todos los días lo quiere mandar a tomar por el culo, durante un rato.

¿Cómo ves el panorama actual y el futuro de la música?
Yo me creo con lo que dijo Armando [Marcé] el otro día: “la sociedad se va a acabar, tío.” El panorama es muy malo. Algo va a cambiar y probablemente no nos podamos seguir ganando la vida como se podía hasta ahora, pero la música va a seguir estando ahí. La gente va a necesitar música, entonces veo que a lo mejor el panorama puede ser incluso mejor que antes para eso. Yo creo que sí. Y a los bares que ya nadie va. Tienen que hacer algo, y, de momento, un concierto es lo más barato, según parece. También hay los monólogos pero no es para todos los días. Los bares no lo pueden llevar porque tiene que estar todo el mundo callado.
El circuito se cae en pedazos, como todo. Todo se está cayendo en pedazos, hasta la familia real. Yo que sé, nunca lo vi mucho mejor que ahora, pero no va a mejorar. Lo más normal es que te cobren por alquilar un sitio y tú le cobres a todos tus amigos y tu familia  por ir a verte y con esa pasta pagas el alquiler y lo que queda es tu ganancia. Eso es lo que hacen la mayoría de sitios que hacen actuaciones ahora mismo. Entonces es un poco duro, claro. Si aparte de tocar tienes que llenar el sitio con tus amigos… eso lo puedes hacer un día o dos. Pero a las dos semanas ya no va ningún amigo tuyo, ya no tienes amigos… [risas]. No puede ser, eso no funciona. Si funciona es porque hay muchísimas bandas de chavalines que lo hacen una semana y luego ya desaparecen. Luego aparecen otros y eso puede llegar a ser una dinámica.

También el Beethoven Blues Bar, uno de los bares más célebres de la escena, ha cerrado…
A Luis [Goñi] y Jorge [García] les conozco, sobre todo, de las jams del Beethoven [Blues Bar]. Lleva cerrado ya unos cuantos meses. Se acabó. El que lo llevaba durante quince años y dijo: “ya está, traspaso.” Era el otro bar de blues que había en Madrid. Estaba La Coquette y estaba el Beethoven. Había jam sessions los jueves y viernes, y los sábados conciertos. Eso todas las semanas y en un barrio como el que estaba es muy raro.
En los últimos años no fue muy bien porque perdió un poco el público del barrio. El barrio se llenó mucho de emigrantes sudamericanos. Lo que eran pubs se convirtieron en sitios de salsa y el Beethoven perdió mucho público de barrio. Luego está el público de la ciudad que siempre se acerca hasta allí. Estaba muy guay el sitio… buen sonido, buen espacio, buen trato, buen rollo, estaba muy guay.

¿Cuáles son las posibilidades de vivir de la música?
Inestables,
como la vida misma. He tocado para niños en los colegios unos cuantos meses a razón de tres o cuatro colegios por mañana. Eso estuvo muy guay. Ese curro me gusta pero no sale mucho. Fui a sustituir a uno. Tocaba blues, el rollo que les quiero tocar a los niños, y los niños respondían muy bien, sobre todo los de educación especial. Era una gozada tocar allí.
Puedes tocar todos los días, tocar un día y otro no, tocar un viernes, jueves y viernes, puedes no tocar y vender tus discos por internet… Puedes hacer muchas cosas. Pero lo que hagas depende mucho de lo que se pueda hacer, y parece ser que en breves no se va a poder hacer nada de nada.

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(foto Iria Lis)

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